Hizo además cincuenta broches de oro, y unió las cortinas una a la otra con los broches, de manera que el tabernáculo llegó a ser una unidad… Hizo además cincuenta broches de bronce para unir la tienda, a fin de que fuera un todo.
(Éx. 36:13, 18 LBLA)
¿Existe la unidad en la casa del Eterno?
Betsalel y sus hombres unieron las cortinas unas con otras para formar una sola pieza. El texto hebreo utiliza la palabra ejad, – אחד para hablar de esa unidad. La palabra ejad significa uno. En la traducción que hemos utilizado se tradujo como “unidad” y “un todo”.
Si cada cortina representa un miembro en la congregación del Eterno, la obra de Betsalel representa el trabajo del Mesías Yeshúa para unir a los que son suyos para formar una casa santa y unida para el Eterno. Una de las cosas que él hace es interceder por sus discípulos para que sean unidos en una unidad prefecta, como está escrito en Juan 17:11, 20-23: “Ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, guárdalos en tu nombre, el nombre que me has dado, para que sean uno, así como nosotros… Mas no ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que tú me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a mí.” (LBLA)
Como el Mesías Yeshúa es uno con el Padre celestial en sentir y visión, así él quiere que sus discípulos sean uno entre ellos. Esa unidad se consigue cuando la gloria que el Eterno dio al Mesías es transmitida a nuestras vidas personales. Cuanto más seamos llenos del Espíritu y carácter del Mesías, más unidad vamos a experimentar. El que busca lo suyo propio no podrá experimentar la unidad con sus hermanos.
En Efesios 4:1-6 está escrito: “Yo, pues, prisionero del Señor, os ruego que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados, con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos unos a otros en amor, esforzándoos por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también vosotros fuisteis llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.” (LBLA)
Que el Eterno nos dé la gracia para poder recibir su gloria y mantener la unidad del Espíritu y ser ejad
Ketriel
(Éx. 36:13, 18 LBLA)
¿Existe la unidad en la casa del Eterno?
Betsalel y sus hombres unieron las cortinas unas con otras para formar una sola pieza. El texto hebreo utiliza la palabra ejad, – אחד para hablar de esa unidad. La palabra ejad significa uno. En la traducción que hemos utilizado se tradujo como “unidad” y “un todo”.
Si cada cortina representa un miembro en la congregación del Eterno, la obra de Betsalel representa el trabajo del Mesías Yeshúa para unir a los que son suyos para formar una casa santa y unida para el Eterno. Una de las cosas que él hace es interceder por sus discípulos para que sean unidos en una unidad prefecta, como está escrito en Juan 17:11, 20-23: “Ya no estoy en el mundo, pero ellos sí están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, guárdalos en tu nombre, el nombre que me has dado, para que sean uno, así como nosotros… Mas no ruego sólo por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno. Como tú, oh Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfeccionados en unidad, para que el mundo sepa que tú me enviaste, y que los amaste tal como me has amado a mí.” (LBLA)
Como el Mesías Yeshúa es uno con el Padre celestial en sentir y visión, así él quiere que sus discípulos sean uno entre ellos. Esa unidad se consigue cuando la gloria que el Eterno dio al Mesías es transmitida a nuestras vidas personales. Cuanto más seamos llenos del Espíritu y carácter del Mesías, más unidad vamos a experimentar. El que busca lo suyo propio no podrá experimentar la unidad con sus hermanos.
En Efesios 4:1-6 está escrito: “Yo, pues, prisionero del Señor, os ruego que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados, con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándoos unos a otros en amor, esforzándoos por preservar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también vosotros fuisteis llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.” (LBLA)
Que el Eterno nos dé la gracia para poder recibir su gloria y mantener la unidad del Espíritu y ser ejad
Ketriel
No hay comentarios:
Publicar un comentario