"Pero esto sí admito a ti: Yo adoro al Elohim de nuestros padres de acuerdo al Camino que ellos llaman secta. Y continúo creyendo todo lo que está de acuerdo con la Toráh y todo lo que está escrito en los Profetas. Y continúo teniendo una esperanza en Elohim; que ellos también aceptan, que habrá una resurrección tanto de justos como de injustos. En verdad por esto siempre procuro tener conciencia limpia ante el rostro de Elohim y ante los hombres."
(Shaúl/Pablo) Hechos 24:14-16
Dabár Qodesh / La palabra santa de YHWH



martes, 26 de agosto de 2014

CERRAMOS EL BLOG.

Este blog a llegado a su fin por decisiòn del administrador. Debido a que no tenemos las contraseñas del correo principal que administra este blog. Como perdimos el acceso principal, solo tenemos una cuenta secundaria,  que actualmente nos permite publicar, solo de forma muy limitada sin posibilidad a editar màs el blog.

Saludos a todos los que nos visitaron.

martes, 19 de marzo de 2013

¿Cuál es el derecho de los que sirven en el altar?

Todo varón de entre los sacerdotes puede comer de ella. Se comerá en un lugar santo; es cosa santísima. La ofrenda por la culpa es como la ofrenda por el pecado, hay una misma ley para ambas; al sacerdote que hace expiación con ella, le pertenecerá. También el sacerdote que presente el holocausto de alguno, la piel del holocausto que haya presentado será para él. De la misma manera, toda ofrenda de cereal que sea cocida al horno, y todo lo que sea preparado en cazuela o en sartén, pertenecerá al sacerdote que la presente. Y toda ofrenda de cereal mezclada con aceite, o seca, pertenecerá a todos los hijos de Aarón, a todos por igual. (Lev. 7:6-10 LBLA)

El Eterno escogió a los sacerdotes para servir en el altar. Era un trabajo duro y complicado y muchas veces atentaba contra la salud, porque al servir, los sacerdotes sólo vestían ropas de lino y tenían que caminar descalzos. Durante el invierno tenían que pasar frio durante su servicio en el templo. Sólo la bondadosa mano del Eterno podía guardarles de las enfermedades. En todo esto tenían que mantener su ánimo alegre para que su servicio pudiera ser bien recibido delante del Eterno y para que el pueblo pudiera encontrarse con la alegría del Eterno cuando venían con sus ofrendas al santuario.

Una persona escogida para servir al Eterno de manera más sagrada tiene que pagar un precio más alto para poder cumplir su ministerio. Hay mayor exigencia de disciplina, oración, estudios, entrega, esfuerzo y sobre todo responsabilidad. La carga de la responsabilidad de un líder es muchas veces lo que más le pesa, al menos si tiene una conciencia sensible y desea hacer las cosas correctamente delante del Eterno y de los hombres.

A esto se puede añadir ayunos y desvelos, envidias y habladurías de la gente, malos entendidos y persecuciones de los impíos. La lista puede ser larga, como en 2 Corintios 6:4-10: “en todo nos recomendamos a nosotros mismos como ministros de Dios, en mucha perseverancia, en aflicciones, en privaciones, en angustias, en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos, en pureza, en conocimiento, en paciencia, en bondad, en el Espíritu Santo, en amor sincero, en la palabra de verdad, en el poder de Dios; por armas de justicia para la derecha y para la izquierda; en honra y en deshonra, en mala fama y en buena fama; como impostores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, y he aquí, vivimos; como castigados, pero no condenados a muerte; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, aunque poseyéndolo todo.” (LBLA)

Un escogido tiene que sacrificarse más que el resto del pueblo, pero al mismo tiempo tiene el derecho a recibir una buena recompensa tanto en este mundo como en el mundo venidero cuando es fiel a su llamado. Los sacerdotes tenían el derecho y la obligación de comer de los sacrificios que fueron presentados en el tabernáculo y los dos templos. También podían beneficiarse de las pieles y demás productos que no fueron quemados en el altar.

Esto nos enseña que el que se dedica al servicio del templo y todo lo relacionado con él, tiene el derecho a beneficiarse económicamente de ello.

Con otras palabras, los que se consagran al estudio y enseñanza de la Torá y todo lo que tiene que ver con el culto divino, tienen el derecho a recibir los diezmos y ofrendas del pueblo que se beneficia de su servicio, como está escrito en 1 Corintios 9:13-14: “¿No sabéis que los que desempeñan los servicios sagrados comen la comida del templo, y los que regularmente sirven al altar, del altar reciben su parte? Así también ordenó el Señor que los que proclaman el evangelio, vivan del evangelio.” (LBLA) Y en Gálatas 6:6 está escrito: “Y al que se le enseña la palabra, que comparta toda cosa buena con el que le enseña.” (LBLA) Y en 1 Timoteo 5:17-18 está escrito: “Los ancianos que gobiernan bien sean considerados dignos de doble honor, principalmente los que trabajan en la predicación y en la enseñanza. Porque la Escritura dice: NO PONDRAS BOZAL AL BUEY CUANDO TRILLA, y: El obrero es digno de su salario.” (LBLA)

Kol tuv,

Ketriel

lunes, 18 de marzo de 2013

¿Cómo se puede mantener ardiendo?


El fuego del altar ha de mantenerse encendido en él… El fuego se mantendrá encendido sobre el altar; no se apagará, sino que el sacerdote quemará leña en él todas las mañanas… El fuego se mantendrá encendido continuamente en el altar; no se apagará. (Lev. 6:9b, 12a, 13 LBLA)

La Torá repite tres veces la importancia de no dejar que el fuego se apague sobre el altar. Un fuego necesita tres ingredientes para poder existir: combustible, oxígeno y calor. Si falta alguno de estos tres, el fuego no arde. El fuego que estaba en el altar del tabernáculo había caído desde el cielo. Los sacerdotes estaban encargados de mantener vivo ese fuego constantemente. El calor se mantenía en las llamas y en los carbones encendidos. El oxígeno venía del aire ambiental. Sólo hacía falta añadir la leña.

Esto nos enseña acerca de la importancia de mantener el fuego celestial encendido sobre el altar personal que cada uno de nosotros tenemos en nuestro interior. Cada mañana hay que poner más leña sobre el fuego. ¿Qué es leña?

La leña es el producto de la vida y la muerte de un árbol. Está escrito que la Torá es un árbol de vida, cf. Proverbios 3:18. También Mashiaj se compara a sí mismo con un árbol, cf. Lucas 23:31; Juan 15:1. Esto nos enseña que el combustible que alimenta el fuego en nuestro corazón es la Torá y el Mesías. La vida y la muerte del Mesías ha creado suficiente leña para que podamos arder eternamente delante de HaShem. Cada mañana hay que poner más leña en su corazón para arder continuamente delante de HaShem.

La leña es añadida en la oración, la alabanza y el estudio de las Escrituras que cada creyente hace todas las mañanas. La única manera de poder mantener el fuego celestial ardiendo en nuestra vida es ponerle más leña. Es una tarea diaria.

Querido lector, si experimentas que el fuego de tu vida espiritual se está apagando, necesitas tomar en serio este mandamiento y orar cada mañana y leer y estudiar las Escrituras santas.

El oxígeno es parte del aire. La palabra hebrea para viento es ruaj - רוח. Ruaj también se traduce como “Espíritu”. Esto nos enseña que el oxígeno para el fuego celestial es el Espíritu de HaShem. Si falta el Espíritu en la oración y la lectura, el fuego se va a apagar.

Que tampoco falte el calor en nuestra devoción a HaShem. El calor podría simbolizar el amor y la intensidad de nuestra entrega, en hebreo kavaná - כונה.

¡Asegúrate que el fuego no se apague en tu vida!

Shavua tov, Ketriel

jueves, 14 de marzo de 2013

¿Hay alguna condición para poder obtener el perdón?

Cuando alguien peque y cometa una falta contra el SEÑOR, engañando a su prójimo en cuanto a un depósito o alguna cosa que se le ha confiado, o por robo, o por haber extorsionado a su prójimo, o ha encontrado lo que estaba perdido y ha mentido acerca de ello, y ha jurado falsamente, de manera que peca en cualquiera de las cosas que suele hacer el hombre, será, entonces, que cuando peque y sea culpable, devolverá lo que tomó al robar, o lo que obtuvo mediante extorsión, o el depósito que le fue confiado, o la cosa perdida que ha encontrado, o cualquier cosa acerca de la cual juró falsamente; hará completa restitución de ello y le añadirá una quinta parte más. Se la dará al que le pertenece el día que presente su ofrenda por la culpa. Entonces traerá al sacerdote su ofrenda por la culpa para el SEÑOR, un carnero sin defecto del rebaño, conforme a tu valuación como ofrenda por la culpa, y el sacerdote hará expiación por él delante del SEÑOR, y le será perdonada cualquier cosa que haya hecho por la cual sea culpable. (Lev. 6:2-7 LBLA)

El pecado contra el prójimo no es solamente un pecado contra el hombre sino también contra el Eterno. Para poder obtener el perdón del Eterno por los pecados de robo cometidos contra el prójimo es necesario devolver lo que se ha robado añadiendo la quinta parte de su valor. No está permitido demorar la devolución al prójimo, tiene que ser hecha en el mismo día cuando se presenta la ofrenda por la culpa delante del Eterno. Así se puede recibir el perdón del Eterno por la culpa contra Él.

El Eterno no puede perdonar la culpa que tenemos con el prójimo, sólo el prójimo puede perdonar esa culpa. Si no arreglamos las cuentas con el prójimo, en todo lo que nos sea posible hacer, el Eterno no nos puede perdonar tampoco.

De esto enseña también nuestro Rabino en Mateo 5:23-24: “Por tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar, y allí te acuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar, y ve, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.” (LBLA) Y en 1 Juan 4:20 está escrito: “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es un mentiroso; porque el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios a quien no ha visto.” (LBLA)

Ahora, si hemos hecho nuestra parte con el prójimo, según todo lo que está a nuestro alcance, entonces podemos estar seguros que el Eterno nos perdona y nos recibe en el tabernáculo celestial donde hay un sacrificio eterno que habla favor de todo pecador arrepentido.

Querido discípulo del Mesías, cree en el perdón que el Eterno da, según lo que está escrito. Cree en el sacrificio del Mesías Yeshúa. Cree que por medio del sacrificio y obra del Sacerdote celestial, el Eterno te recibe con los brazos abiertos, porque está escrito: “y el sacerdote hará expiación por él delante del SEÑOR, y le será perdonada cualquier cosa que haya hecho por la cual sea culpable.”

¡Bendito sea el Eterno por el perdón de nuestros pecados en Yeshúa el Mesías! ¡Somos libres de culpa, haleluyá!

Shabat shalom,

Ketriel

¿Podrá el pecado recibir perdón?

Así hará el sacerdote expiación por él y será perdonado…Así hará el sacerdote expiación por él, por el pecado que ha cometido, y será perdonado…Así el sacerdote hará expiación por él, por el pecado que ha cometido, y le será perdonado.  (Lev. 4:31b, 35b; 5:10b LBLA)

El pecado es el quebrantamiento de un mandamiento. Si el Eterno ordena no hacer algo y el hombre lo hace, entonces comete un pecado y ese pecado atrae la ira justa del Altísimo que a su vez produce consecuencias graves. Pero al mismo tiempo el Eterno en su gran misericordia da al hombre la posibilidad de arrepentirse de su pecado y buscar la reconciliación con Él para que no le vengan todas las consecuencias negativas de su pecado.

En el culto del santuario terrenal el Eterno instituyó un sistema de expiación y perdón de pecados para su pueblo, para que él pudiera seguir viviendo con ellos a pesar de sus errores y rebeldías. El pecado tiene que ser tratado de una u otra manera. Si el pecador no se arrepiente de su pecado tendrá que sufrir todas las consecuencias de él. Pero si se arrepiente, el Eterno se vuelve de su ira y perdona al pecador.

Sin embargo, como el pecado tiene que ser tratado de alguna u otra manera surgió el sistema del sacrificio como medio de expiación por el pecado. El pecado tiene que ser pagado y para que el hombre no tenga que pagar con su vida por su pecado podía sacrificar un animal en su lugar. Un animal inocente tenía que morir para satisfacer la justicia divina y de esa manera el pecador podía ser perdonado.

Esto nos enseña que el pecado en sí no tiene perdón, es el pecador, el hombre, que es perdonado, no el pecado. El pecado es algo terrible que tiene consecuencias mortales para hombres y animales. El pecado no puede ser perdonado jamás, sólo el hombre. Cuando el hombre es perdonado, el pecado pasa al animal y el animal muere en lugar del hombre. Así vemos que el pecado no es perdonado, pero sí el hombre, como está escrito “y le será perdonado.”

Los sacrificios dentro del tabernáculo y templo terrenales servían para que la presencia del Eterno pudiera estar en medio del pueblo. Sin esos sacrificios el Eterno no podía morar entre su pueblo en la tierra.

No obstante, en el templo celestial no pueden ser ofrecidos animales por la culpa del pueblo. Allí hacía falta un sacrificio mayor para que el hombre pudiera entrar en las esferas celestiales y acercarse al Eterno en espíritu. Ese sacrificio fue ofrecido una vez para siempre cuando el Justo se ofreció a sí mismo como sacrificio por los pecados de Israel y el mundo. Su sangre fue llevada hasta el lugar santísimo en el tabernáculo celestial y de esa manera hay perdón eterno para todos lo que se arrepienten de sus pecados y acceso al trono de gracia en el cielo

La muerte expiatoria de Yeshúa es la base segura y eterna para que el pecador arrepentido pueda acercarse al Eterno.

Tres veces está escrito en el texto de hoy que el hombre arrepentido es perdonado. El Eterno no sólo es un Perdonador, se deleita en la misericordia, como está escrito en Miqueas 7:18-19: “¿Qué Dios hay como tú, que perdona la iniquidad y pasa por alto la rebeldía del remanente de su heredad? No persistirá en su ira para siempre, porque se complace en la misericordia. Volverá a compadecerse de nosotros, hollará nuestras iniquidades. Sí, arrojarás a las profundidades del mar todos nuestros pecados.” (LBLA)

¡Bendito sea el Eterno por su perdón en el Mesías Yeshúa, el sacrificio perfecto y eterno!

Ketriel

¿Cómo se debe tratar a un pecador arrepentido?

Pondrá su mano sobre la cabeza del macho cabrío y lo degollará en el lugar donde se degüella el holocausto delante del SEÑOR; es una ofrenda por el pecado.  (Lev. 4:24 LBLA)

Un pecador arrepentido que busca el perdón y la rectificación delante del Eterno es tratado con mucho respeto por la Torá. Cuando una persona venía con un sacrificio al tabernáculo todo el mundo podía ver ese hecho. Pero no se sabía a qué venía el sacrificio, si era para una ofrenda de ascensión (holocausto) o una ofrenda de pecado, como la ofrenda del pecado fue degollado en el mismo lugar donde se degollaba la ofrenda de ascensión (holocausto). Nadie más que el pecador arrepentido y el sacerdote sabía para qué era el sacrificio. De esa manera el pecador arrepentido quedaba protegido de las habladurías de la gente, porque no sabían que su ofrenda era de pecado.

Esto nos enseña que el Eterno es muy cuidadoso para no avergonzar al hombre, especialmente cuando tiene un corazón arrepentido. En lugar de exponerlo en público lo protege y no solamente cubre su pecado mediante el poder de la expiación del sacrificio sino también cubre su honra por medio de esta ley que estamos estudiando.

Aprendamos de nuestro Padre celestial y hagamos lo mismo, nunca avergonzando a uno que está arrepentido de su pecado y nunca revelando los pecados de los demás que han sido perdonados.

¡Bendito sea el Eterno por su amor, su perdón y su respeto al hombre!

Ketriel

¿Por qué las ofrendas de paz tienen que ser ofrecidas sobre el holocausto?


Y los hijos de Aarón lo quemarán en el altar, sobre el holocausto que está sobre la leña en el fuego; es una ofrenda encendida de aroma agradable para el SEÑOR.(Lev. 3:5 LBLA)

Sólo una parte del sacrificio de paz fue entregada al templo. El resto fue comido en algún lugar del atrio o dentro de las murallas de Yerushalayim. Mediante este sacrificio se podía disfrutar juntamente con HaShem, comiendo con la familia y los amigos. Esta comida constituye una manera de disfrutar de la íntima relación con HaShem.

La palabra hebrea que ha sido traducida como “sobre” es al – על. Normalmente significa “sobre” pero también puede significar “además”, como en Levítico 2:2. Según Rashí, en este caso hay que entenderlo como “aparte de”. Esto significa que las partes separadas del animal del sacrificio de paz son quemadas sobre el altar después de la ofrenda de ascensión (holocausto) continua.

Esto nos enseña que no puede haber un verdadero disfrute de la comunión con HaShem, sin antes haberse entregado totalmente.

También nos enseña que la muerte del Mesías Yeshúa es la base sobre la cual podemos tener comunión con HaShem y disfrutar ante su presencia.

El mensaje que se da cuando se ofrece el holocausto es: Toda mi vida es para ti.

El mensaje que se da cuando se ofrece la oblación es: Te sirvo con toda mi vida.

El mensaje que se da cuando se ofrece la ofrenda de paz es: Tú eres mi alegría y mi disfrute. Quiero estar contigo junto con mi familia y mis amigos, pasar tiempo en tu presencia, alabándote y recibir tus bendiciones.

Querido discípulo, cuídate de los disfrutes del mundo. Apártate de la música mundana. Revisa también tus motivos en cuanto a canciones espirituales. Si las cantas o escuchas sólo para disfrutar tú, tienes las prioridades incorrectas. Todo disfrute en este mundo debe ser purificado y revisado antes de ser legítimo ante el Eterno. Primero el Eterno y luego nosotros. Si el Eterno no puede disfrutar de lo que haces, tampoco tienes el derecho de disfrutar de ello. Si no puedes disfrutar de algo junto con el Eterno, mejor no hacerlo.

Todo lo que hacemos debe ser para el Eterno como está escrito en Colosenses 3:17 y 23: “Y todo lo que hacéis, de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Yeshúa, dando gracias por medio de El a Dios el Padre… Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.” (LBLA revisada)

Ketriel

¿Qué nos enseña la sal?

Además, toda ofrenda de cereal tuya sazonarás con sal, para que la sal del pacto de tu Dios no falte de tu ofrenda de cereal; con todas tus ofrendas ofrecerás sal.  (Lev. 2:13 LBLA)

La sal tiene dos funciones principales, sazonar y preservar. Una comida sin sal es insípida y alimentos bien salados se mantienen sanos durante mucho tiempo. Por estas razones la sal no podía faltar en la mesa del Eterno. Todos los sacrificios que subían al altar tenían que tener sal. Los sacrificios son una comida para el Eterno (Lev. 21:22) y por lo tanto siempre tiene que ser sazonada con sal ya que toda comida debe tener sal. Y como la sal tiene la capacidad de preservar los alimentos, también simboliza algo perpetuo.

La sal del Mar Salado, llamada “sal de Sodom”, que normalmente se usaba en Israel en tiempos antiguos, nunca pierde su sazón. Por esta razón la sal simboliza lo eterno y es usada como señal de pacto. Lo fundamental de un pacto es que sea perpetuo y por eso la sal es un buen símbolo para ello.

Cuando el Eterno instituyó las ofrendas en el tabernáculo también ordenó el uso de la sal como recuerdo de su pacto perpetuo con el pueblo. Al llamar un pacto “pacto de sal” – brit melaj,ברית מלך – significa que es un pacto sólidamente establecido y perpetuo. Dos veces aparece esa expresión en las Escrituras (Núm. 18:19; 2 Crón. 13:5).

La sal tenía que acompañar no solamente todas las ofrendas que subían al altar, sino también el incienso y el pan de la proposición. Incluso se usaba para la rampa del altar para que los sacerdotes no se resbalaran.

En la mesa de un judío no debe faltar la sal. Después de la destrucción del templo la mesa en la casa de un judío es vista como un altar. Por eso, después de hacer la bendición sobre el pan, es costumbre echar sal sobre el pan o meter los trocitos de pan en sal antes de comerlos. Así se recuerda el pacto delante del Eterno.

El texto que hemos resaltado también nos enseña que sólo se puede acercarse al Eterno a base de un pacto. Es imposible acercarse al Eterno sin tener un pacto como fundamento. La palabra hebrea que normalmente se traduce como sacrificio es korbán –קרבן – (en este versículo fue traducida como ofrenda). La raíz de esa palabra es karav – קרב – que significa acercar(se). El sacrifico no es solamente algo que se acerca al Eterno sino también sirve como medio para acercarse al Eterno. Ahora, sin sal el sacrificio no es acepto delante del Eterno. Con otras palabras sin pacto no hay cercanía al Eterno.

Todos los pactos entre el Eterno y el hombre sirven como plataformas para que el hombre pueda acercarse al Altísimo.

¡Bendito sea el Eterno por los pactos que ha hecho con los hijos de Noaj (Noé), Avraham, el pueblo de Israel, David y el Mesías por medio de los cuales el hombre puede acercarse al Eterno y ser bien recibido!

Bendiciones,

Ketriel

¿Cómo se puede aplicar el principio de la ofrenda de cereal de manera personal?

Cuando alguien ofrezca una ofrenda de cereal como ofrenda al SEÑOR, su ofrenda será de flor de harina, sobre la cual echará aceite y pondrá incienso. Entonces la llevará a los sacerdotes hijos de Aarón; y el sacerdote tomará de ella un puñado de la flor de harina, con el aceite y con todo su incienso. Y el sacerdote laquemará como memorial sobre el altar; es ofrenda encendida de aroma agradable para el SEÑOR. El resto de la ofrenda de cereal pertenece a Aarón y a sus hijos; es cosa santísima de las ofrendas encendidas para el SEÑOR. (Lev. 2:1-3 LBLA)

El sacrificio de olá (ascensión, holocausto) se da de animales. Estos animales representan la vida del hombre. Cuando se entrega un animal para ser quemado enteramente se está dando un mensaje a HaShem: “Yo te pertenezco enteramente”. La ofrenda de ascensión representa nuestra entrega total.

El sacrificio de minjá (ofrenda de cereal) se da de los productos agrícolas. Estos productos representan el trabajo del hombre. Cuando entregamos estos productos a HaShem estamos diciendo: “Mi trabajo te pertenece enteramente”. La oblación representa nuestro servicio a HaShem.

Mientras que la ofrenda de ascensión no es comida, la mayor parte de la oblación es comida por los sacerdotes. Sólo un puñado de harina es ofrecido en el altar junto con todo el incienso. Esto nos enseña que el servicio que hacemos para HaShem es expresado principalmente por medio nuestro servicio a los líderes que él ha puesto sobre nosotros.

El incienso representa la oración y la alabanza a HaShem, (cf. Sal. 141:2, Rev. 5:8). El hecho de que todo el incienso tiene que ser ofrecido a HaShem nos enseña que no podemos dar la alabanza suprema u orar a los hombres, sino sólo al Padre.

No se puede servir a HaShem sin servir a los hombres, y especialmente los líderes que HaShem ha puesto, como está escrito en 2 Corintios 8:5: “y esto no como lo habíamos esperado, sino que primeramente se dieron a sí mismos al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios.” (LBLA) Primero se dieron al Señor, lo cual es el sacrificio de olá, de entrega total, a HaShem. Luego se dieron a los emisarios, los líderes, que HaShem había puesto sobre ellos. No puede haber una entrega total a HaShem sin un servicio y sometimiento a los líderes que Él ha puesto.

El Padre busca adoradores. Un adorador es uno que se ha entregado enteramente a Él, que ha pasado por la experiencia de la olá. Sólo el que pasa por la olá puede luego servir a HaShem con sus obras. Por eso la olá es presentada antes que la minjá. HaShem busca corazones entregados y dispuestos a hacer su voluntad.

Querido discípulo. ¿Has entregado tu corazón a HaShem? ¿Eres completamente suyo? ¿Estás reteniendo algo de tu vida para no ser entregado a tu Padre? ¿Has dado un sacrificio de olá de ti mismo? En tal caso podrás servirle correctamente. Si no, tus obras y tu servicio a HaShem no van a ser totalmente agradables para él.

No es lo mismo servir y obedecer al Padre sin una relación con el Padre, que hacerlo a base de una relación. La diferencia entre estas dos cosas no se ve por fuera, tiene que ver con el corazón, con la actitud interior. Lo más importante es nuestra relación con nuestro Papá celestial y con su hijo Yeshúa el Mesías, enviado por Él. En esa relación está la vida máxima, la vida eterna, como está escrito en Juan 17:3: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Yeshúa el Mesías, a quien has enviado.” (LBLA revisada)

Kol tuv,

Ketriel

¿Cómo se puede aplicar el principio del holocausto de manera personal?

Es holocausto, una ofrenda encendida de aroma agradable para el SEÑOR. (Lev. 1:13b LBLA)

La olá (holocausto) representa la entrega total de nuestras vidas. Le damos todo lo que somos a HaShem. Nos damos a nosotros mismos a Él. No damos en primer lugar lo que tenemos o lo que podemos lograr, sino a nosotros mismos como ofrenda de ascensión, para ser consumidos delante de Él y no tener nada para nosotros mismos. No nos pertenecemos.

En el momento de la entrega somos presentados ante Él, para luego, poco a poco, experimentar la olá, empezando por darle nuestra vida, representada por la sangre.

Después de darle nuestra vida, Él nos va partiendo en trozos. Primero toma nuestra cabeza, nuestra mente, y la quema hasta que no quede nada de lo nuestro. Entonces nuestra oración será “No se haga mi voluntad sino la tuya. Las cosas no son de la manera que yo las entiendo, sino según lo que tú entiendas y según están reveladas en tu Torá.”

El siguiente paso del sacrificio de nuestro ser es cuando es quitado el “sebo”, aquella protección que cubre nuestras entrañas (nuestros motivos, intenciones y sentimientos). De esa manera somos hechos vulnerables. Nuestra insensibilidad hacia lo divino es eliminada. Esto se puede comparar con la circuncisión del corazón (cf. Deuteronomio 10:16). También puede ser comparado con la eliminación del muro de protección de argumentos alrededor de las emociones y la mente de una persona, como está escrito en 2 Corintios 10:3-6: “Pues aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne; porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Elohim para la destrucción de fortalezas; destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia del Mesías, y estando preparados para castigar toda desobediencia cuando vuestra obediencia sea completa.” (LBLA revisada)

El siguiente paso de la ofrenda de ascensión es que las entrañas y las patas son lavadas en agua, lo cual representa el proceso de purificación por la Torá, como está escrito en Juan 15:3: “Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado.” (LBLA) En Efesios 5:26 está escrito: “para santificarla, habiéndola purificado por el lavamiento del agua con la palabra” (LBLA)

Las entrañas representan los motivos, las emociones, los deseos etc. Las patas representan nuestra conducta, el caminar, nuestro estilo de vida. Nuestros motivos y nuestra conducta tienen que ser purificados por la Torá para poder ser ofrecidos delante de HaShem como un olor agradable. HaShem nunca acepta nuestros deseos sin haberlos purificado por la Torá. Tampoco acepta nuestro estilo de vida sin la purificación por la Palabra. Todo tiene que pasar por una corrección, mediante el proceso del estudio de la Torá dirigido por el Espíritu de HaShem. En las Escrituras, tanto la Torá como el Espíritu son simbolizados por el agua.

En la olá, todo tiene que ser quemado. Esto significa que no puedes dejar nada de tu vida para ti mismo si vas a ser agradable para HaShem. Todo tiene que ser entregado tu Padre celestial, pieza por pieza.

Cuando te presentas a HaShem por primera vez con alegría y con el deseo de servirle y ser su siervo y su amigo, Él recibe tu vida. Te da una vida nueva en lugar de la que tú le entregaste. Esa vida nueva es la vida de resurrección por medio de Yeshúa el Mesías. Luego te va reclamando parte por parte, profundizando la entrega hasta que no quede nada de ti mismo, y sólo dependas de la nueva vida de resurrección que hay en Mashíaj. Cuando hayas llegado a ese nivel de la ofrenda de ascensión estás sintiendo y diciendo que tu vida no significa nada para ti, como está escrito en Hechos 20:24: “Pero en ninguna manera estimo mi vida como valiosa para mí mismo, a fin de poder terminar mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Yeshúa, para dar testimonio solemnemente de las buenas nuevas de la gracia de Dios.” (LBLA revisada) En Mateo 10:39 está escrito: “El que ha hallado su vida, la perderá; y el que ha perdido su vida por mi causa, la hallará.” (LBLA) En Lucas 22:42 está escrito: “diciendo: Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.” (LBLA)

Los que se entregan totalmente al Eterno serán sumamente elevados.

Shavua tov,

Ketriel

miércoles, 6 de marzo de 2013

¿Quién fue Betsalel?

Y Bezaleel, hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá, hizo todo lo que el SEÑOR había mandado a Moisés. 

(Éx. 38:22 LBLA)

¿Quién fue Betsalel? 

El Eterno escogió a Betsalel para dirigir la obra del tabernáculo. Su nombres significa “en la sombra del Poderoso”. El abuelo de Betsalel era Jur, él que había estado en el monte junto con Aharón para sostener las manos de Moshé en la guerra contra Amalec (Ex. 17:10-12). El padre de Jur fue Calev (1 Cron. 2:19-20), uno de los dos espías que rehusaron hablar mal de la tierra prometida y sobrevivieron la sentencia de muerte de la generación perversa.

Betsalel era un joven sin experiencia en la vida. El Talmud (Sanhedrín 69b) muestra cómo se puede calcular su edad y llega a la conclusión de que sólo tenía trece años cuando construyó el tabernáculo.

Esto nos enseña por un lado que las buenas obras de los padres benefician a los descendientes en varias generaciones.

Por otro lado nos enseña que el Eterno puede tomar a un joven de trece años y dotarlo con tanta sabiduría de modo que sea capaz de trabajar con tanta variedad materiales y artesanías y además dirigir y enseñar a otros para que puedan colaborar con él en esa magnífica obra.

En 1 Corintios 1:27-29 está escrito: “sino que Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte; y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para anular lo que es; para que nadie se jacte delante de Dios.” (LBLA)

¡Bendito sea el Eterno por sus obras maravillosas en los hijos de los hombres!

Ketriel