Pondrá su mano sobre la cabeza del macho cabrío y lo degollará en el lugar donde se degüella el holocausto delante del SEÑOR; es una ofrenda por el pecado. (Lev. 4:24 LBLA)
Un pecador arrepentido que busca el perdón y la rectificación delante del Eterno es tratado con mucho respeto por la Torá. Cuando una persona venía con un sacrificio al tabernáculo todo el mundo podía ver ese hecho. Pero no se sabía a qué venía el sacrificio, si era para una ofrenda de ascensión (holocausto) o una ofrenda de pecado, como la ofrenda del pecado fue degollado en el mismo lugar donde se degollaba la ofrenda de ascensión (holocausto). Nadie más que el pecador arrepentido y el sacerdote sabía para qué era el sacrificio. De esa manera el pecador arrepentido quedaba protegido de las habladurías de la gente, porque no sabían que su ofrenda era de pecado.
Esto nos enseña que el Eterno es muy cuidadoso para no avergonzar al hombre, especialmente cuando tiene un corazón arrepentido. En lugar de exponerlo en público lo protege y no solamente cubre su pecado mediante el poder de la expiación del sacrificio sino también cubre su honra por medio de esta ley que estamos estudiando.
Aprendamos de nuestro Padre celestial y hagamos lo mismo, nunca avergonzando a uno que está arrepentido de su pecado y nunca revelando los pecados de los demás que han sido perdonados.
¡Bendito sea el Eterno por su amor, su perdón y su respeto al hombre!
Ketriel
No hay comentarios:
Publicar un comentario